400 anys de la nova església del Monestir de la Murta

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Cuarto centenario de la nueva iglesia del Monasterio de Ntra. Sra.
de la Murta (septiembre de 1623)

En la primera fábrica del Monasterio de Ntra. Sra. de la Murta, a caballo
entre los siglos XIV y XV, la primitiva iglesia se construyó sobre la ermita de
Nuestra Señora, alrededor de la cual se fueron construyendo el claustro y
otras dependencias.
La idea de una nueva iglesia para el Monasterio se remonta a 1516, cuando
Guillén Ramón Vich, arcediano de Xàtiva y canónigo de Valencia, manifiesta
el deseo de que se construya, y los monjes del Monasterio, reunidos en
Capítulo el 6 de junio, lo aprueban (con el voto favorable de todos los
monjes excepto el de Fray Juan Jaime). Ese mismo año, el día 20 de junio,
el propio Guillén Ramón Vich colocaba la primera piedra, con una cruz
amarilla del maestro de obas Joan d’Alacant, y contando con el consejo del
maestro de obras de Valencia Agustín Muñoz.

Fue el hermano de Guillén, D.Jerónimo Vich, conocido como Embajador Vich, el que se ofreció a financiar las obras a cambio de poner sus armas en la puerta de la Iglesia y que ésta fuera panteón familiar. A la muerte de D. Jerónimo, en 1535, poco se había avanzado, y ya el proyecto no pudo llevarse a cabo por falta de financiación. Seguramente en ese periodo se habrían realizado las obras de nivelación y, tal vez, las criptas, dado que el maestro Joan d’Alacant era
conocido por su destreza en la nivelación y la cimentación.

Tras abandonar el proyecto de construcción de la nueva iglesia, la comunidad monacal dedicó sus esfuerzos a otros proyectos, como la enfermería, la Torre de las Palomas, o una nueva celda prioral.
El proyecto de nueva iglesia se retoma 92 años después, en 1608, año en el
que se alcanza un acuerdo con Juan Vich y Manrique de Lara (nacido en el
Monasterio de Ntra. Sra. de la Murta, que había sido Obispo de Mallorca
durante 31 años y en esos momentos era Arzobispo de Tarragona) para que
financiara con una aportación de 6.000 libras las obras de la iglesia, lugar
en el que recibiría sepultura. El acuerdo se firmó ante el Notario de Valencia, Dionisio Alfonso. Se decide construir la nueva iglesia a espaldas de la vieja, siguiendo el proyecto anterior de Guillén Vich.
El 2 de marzo de 1610, la comunidad monacal decide poner en marcha el
mencionado acuerdo con Juan Vich.
Tres meses después del acuerdo capitular, el 16 de junio de 1610, la
dirección de la obra se encomendó al “maestro de cantería” Francisco
Figuerola por 4.100 libras valencianas. Comenzó las obras, bajo supervisión
de Diego Vich, siguiendo lo trazado por Fray Joan, un fraile franciscano de
Denia, probablemente el mismo que trazó la iglesia de Pego y
probablemente participó en la traza del convento de San Antonio. La traza
de Fray Joan incluía el alzado, pues hay menciones a ello.

Durante los siguientes años, y bajo la supervisión de Figuerola, participaron
en la construcción miembros de la comunidad monacal con conocimientos
constructivos, como el donado Joan Ruiz, como carpintero, el lego Joan Díaz
como carpintero y albañil y Macià Fesca como pedrapiquer.
Figuerola aprovechó esos años para realizar otras obras adicionales como
una cisterna en 1613 por 130 libras, o una baranda sobre la portada de la
iglesia en 1618 por 130 reales.
En agosto de 1617 se habían finalizado los trabajos de cantería y mampostería, y se asignan las obras de albañilería al maestro Joan Saragoça por 1000 ducados. Hubo desavenencias entre Figuerola y Saragoça por lo que en 1619 el primero abandonó la dirección de la obra, recibiendo un pago de 30 libras, y fue sustituido por el otro. Según otras fuentes, la marcha de Figuerola no sería por desavenencias con Saragoça, sino por desavenencias con la comunidad monacal que se muestra descontenta con las obras, considerándolas muy atrasadas.
En 1621 Saragoça fue a su vez sustituido por Miguel Conchillos.
En septiembre de 1623 finalizó la construcción, siendo Prior Francisco Verges, y se pagaron 17 libras a Conchillos por los trabajos realizados.
Los tiempos finales de los trabajos de construcción estuvieron acompañados
de trabajos de dotación mobiliaria, como la sillería del coro encargada en
1619 a fray Andrés Ridaura, lego de la Orden de San Agustín. En 1623 se
colocó la reja debajo del coro.

El día 17 de ese mes se procedió a la bendición de la nueva iglesia, a la que
acudieron importantes familias valencianas y de la Orden. El día 24 se
procedió al solemne traslado del Santísimo Sacramento y de la Imagen de
Nuestra Señora de la Murta. Acudieron el Justicia y los Jurados de Alzira,
muchos fieles, miembros de la familia Vich, y religiosos de Cotalba y San
Miguel. Predicó el Padre Carlos Bertholí de San Jerónimo de Gandía. Al día
siguiente, día 25, se celebró misa solemne y oficio a Ntra. Sra., con
predicación del Padre Miguel de San Miguel de los Reyes.
La anterior iglesia tomó las funciones de sacristía para la nueva. Las capillas
laterales de la nueva iglesia estaban dedicadas a San Jerónimo; Altar del
Nacimiento; Altar del Santo Cristo; Altar de Santa Paula; Altar de Ntra. Sra.
del Rosario; Altar de SS. Reyes; Altar de los Príncipes de los Apóstoles, San
Pero y San Pablo; Altar de las reliquias o de San Ildefonso.
Luis Arciniega describe de esta manera la nueva iglesia: planta conventual
tradicional en el ámbito geográfico en el que se erige, esto es, iglesia de
una nave con capillas entre contrafuertes. El coro alto a los pies, y el
presbiterio elevado con cripta a sus pies. El alzado muestra la austeridad
propia de la arquitectura clasicista del momento, enriquecida en años
posteriores con zócalos de azulejos y florones de yeso policromado. Es una
arquitectura de reducción que busca la adscripción con lo italiano, tamizado
por la interpretación surgida alrededor de Felipe II. Es también una
arquitectura de economía en los materiales. Los órdenes y arcos eran de
piedra, las paredes de mampostería y los jambajes y bóvedas de ladrillo,
aunque revestidos.
Según indica la tesis de Marina Sender la iglesia resulta de grandes
dimensiones cuando la relacionamos con el reducido claustro […] se divide
en 5 crujías iguales que alojan cinco capillas entre los contrafuertes, y una
de mayor dimensión que corresponde a la capilla mayor o presbiterio. Las
dos crujías del fondo sustentan el coro, al que se accedía desde la primera
planta del claustro. Toda la nave se cubre con bóvedas vaídas […] Presenta
un altar elevado sobre 9 escalones […] Al lado del coro se pusieron dos
balconcillos sobre ménsulas para alojar el órgano.
Con posterioridad a la inauguración de la nueva iglesia, se realizaron otras
actuaciones en ella:
 En 1631 se pasaron los cuerpos de los Vich a la nueva Iglesia.
 En 1632 se dio licencia a Diego Vich para poner sus armas en el arco de la capilla mayor.
 En 1631 Diego Vich contrató al escultor Juan Miguel Orliens para construir el retablo mayor de la iglesia, por 3.500 libras. La obra finalizó en 1634, momento en el que Diego Vich contrata a Pedro Orrente para que dore el retablo y pinte las imágenes de Ntra. Sra. de la Murta, San Miguel y San Jerónimo, obra que finaliza en septiembre de 1637.
 En 1634 Diego Vich decide hacer un sagrario detrás del altar mayor, donde estaba la enfermería, en el que recibiese sepultura. La obra de este trasagrario finalizó en 1642 con su retablo y frontal de altar, y piedra con epitafio y escudo de armas en la bóveda y retablo. Sin embargo, dos años más tarde, decidió ser enterrado en un espacio a la entrada de la iglesia y que nadie fuera enterrado en el trasagario.
Posteriormente, sobre el trasagrario se construyó el camarín de la
Virgen, contiguo a la biblioteca.
 En 1650 se contrata a Vicente Mir la portada de la fachada de la iglesia, en la que se grabó en la parte alta del dintel el escudo de armas de los Vich. La puerta está enmarcada por dos pilastras de orden jónico, sobre las que descansa el arquitrabe, un friso con triglifos y en el centro del vano, sobre este se apoya un frontón segmental con la pieza labrada con el escudo de los Vich con la inscripción “Quae utilitas in sanguine meo dum descendo in corruptionem” (¿qué provecho hay en mi muerte, cuando descienda a
la sepultura? Salmo 29:10)
 En 1763 Jaime Fort derribó la Torre de las Campanas hasta la cornisa de la portada y la volvió a levantar poniéndole campanas nuevas.
 En 1772 se procedió a pintar el interior de la iglesia “de color aurora con fajas marillas y verdes” por los milaneses Carlos y Lorenzo Soronetti y Pedro Bazi, por un precio de 125 libras.

Fernando Comins Tello