La corporación de Algemesí mostró su cara más serena y tranquilizadora en la sesión del pleno de la noche del martes y se manifestó unánimemente en contra de que la ciudad hubiera sido noticia nacional la pasada semana por las becerradas cadafaleras. Todos los concejales que intervinieron en esta cuestión y el propio alcalde destacaron que algunas acciones que se vieron en la ciudad no fueron de recibo. Así, para tratar de apaciguar en algo el fuego iniciado durante la pasada semana, el alcalde tiene previsto convocar un grupo de trabajo en el que participarían los diferentes grupos políticos y la comisión taurina para abordar esta controvertida cuestión que incluso está provocando la recogida de firmas por medio de las redes sociales para que se eliminen o incluso se convoque una votación. Una de las opciones que estarán sobre la mesa en este grupo de trabajo, aunque está lejos de concretarse esta medida, será la eliminación del programa de actos de esta actividad. Una solución intermedia sería la opción que plantean grupos de la oposición como Més Algemesí, que piden que se elimine la muerte del animal y el acto se sustituya por una capea.
En una sesión marcada por la tranquilidad y la ausencia de acusaciones entre formaciones políticas, los partidos lamentaron lo ocurrido y condenaron cualquier tipo de violencia que pudiera haber ocurrido en la localidad.
Cabe recordar que las becerradas cadafaleras, que tuvieron lugar el lunes y jueves de la semana taurina, registraron, sin embargo, los incidentes más graves el miércoles con la llegada de grupos antitaurinos. La protesta contra las becerradas de Algemesí organizada por diversos colectivos antitaurinos acabó esa noche con agresiones, lanzamientos de objetos, insultos y detenciones de tres de los participantes en la protesta.
Los hechos ocurrieron hacia la medianoche cuando, alrededor de 250 personas, según señaló el alcalde, Vicent Ramón García, se concentraron «sin aviso previo ni autorización» en las inmediaciones de la plaza de toros. En la noche del miércoles no se celebraba ningún acto taurino, ya que la segunda becerrada cadafalera tuvo lugar el jueves, «pero los antitaurinos se convocaron por redes sociales, se subieron a la estructura de la plaza, intentaron lanzar carteles y cortar algunas de las cuerdas que sostienen las gradas. Hubo que desalojar algún sector de la plaza para comprobar los daños», aseguró el alcalde.
El primer edil añadió que algunos de los participantes en la protesta «llevaban bolsas con excrementos que lanzaron a los vecinos y a la Policía, provocaron y agredieron, por eso la Policía les identificó y practicó varias detenciones». Entre ellas las de dos hombres y una mujer de entre 31 y 52 años acusados de «desórdenes públicos, resistencia y desobediencia grave» durante estos actos de protesta.
Desde el gobierno municipal afirmaron que los manifestantes causaron «daños en el mobiliario urbano de la ciudad que superan inicialmente los varios miles de euros. Antes de desplazarse hasta el centro de la localidad, los manifestantes tuvieron tiempo de destrozar tres pancartas ubicadas en las entradas de la ciudad donde se anunciaban los festejos de septiembre, tanto las Fiestas de la Mare de Déu de la Salut como la Semana Taurina. Además, se ha ensuciado mobiliario urbano y se ha colocado en farolas, marquesinas de autobús, en las señales de tráficos, carteles autoadhesivos que anunciaban próximas manifestaciones antitaurinas».
La mayor presencia policial en la noche del jueves, cuando tuvo lugar la segunda becerrada, provocó que los incidentes fueron mucho menores. Un periodista tuvo que ser atendido por sufrir el lanzamiento de un esprai en la cara y algunos de los componentes de los grupos contrarios a esta actividad tuvieron que ser desalojados tras tratar de impedir el paso del vehículo que transportaba los cuerpos de los becerros que se habían utilizado en esta actividad que genera críticas y apoyos en la localidad.
Manuel Garcia / Las Provincias