
Llevávamos más de un mes preparando la feria. Y hablando de ella todo el curso prácticamente.
Han sido unas semanas intensas de organización y trabajo duro, pero a parte de las mayores o menores ganacias económicas, ha merecido la pena el trabajo y esfuerzo de todos, y lo bien que lo hemos pasado antes y durante la preparación del evento.
Cada uno aportando lo que ha podido: mermeladas y dulces caseros, arreglo y atención de los stands, manualidades para venta, organización y reparto de carteles y octavillas, búsqueda de esponsors… los niños también han participado con sus dibujos y sus disfraces, con sus carteles y sus juguetes.
Y por supuesto, todos los que la han visitado.
Todos los años se celebra la feria, y aunque este año no acompañó el tiempo demasiado, pues llovía y refrescó bastante, no por ello dejó de venir gente. No parecía importar en absoluto la fina lluvia que mojaba todo o el aire que de vez en cuando nos tumbaba los carteles. Ni siquiera lo difícil que resultaba encontrar un sitio para aparcar el coche.
Allí estaban los niños en el desfile de disfraces con el tema “Little Island Paradise”, disfrazados de piratas, sirenas o princesas; también se coló algún guerrero “ninja” y un par de astronautas. Los profesores animando el desfile con música y ritmo, y los orgullosos padres de ver a los más pequeños participar de las actividades como los más mayores.
Aparte de un delicioso “pan de plátano con nueces y pepitas de chocolate” que aporté como donativo, este año y por ser el último en el que mi hijo asistirá a la escuela primaria, participé en el stand de venta de las brochetas de piña natural con salsa de chocolate. Y aprendí a cortar la piña natural para hacer las brochetas.
Fue duro el estar preparando toda la mañana las brochetas y no probar ninguna… hasta el final de la feria, claro, que una no es de piedra.
Nuestras compañeras de fatigas en la mesa de al lado aún tuvieron que hacer un sacrificio mayor al tener que preparar unas deliciosas bandejas con fresas naturales, helado de nata y merengue rociado con salsa de chocolate, o una bebida bastante popular por aquí llamada “spider” que es una bola de helado en un vaso al que se le añade refresco gaseoso de sabores variados: fresa, lima, vainilla,… no tengo idea de cómo estará ese invento, pero a los chavales les encanta.
También tuvimos música en directo con un dúo de violín y acordeón que nos acompañaron con temas clásicos, rifas de diversos lotes de productos, puestos con café, ensaladas y bebidas, y como no podía faltar, el típico puesto de salchichas y carne a la BBQ. Digo típico porque es algo muy normal el encontrar los fines de semana en cualquier esquina de la ciudad o de un centro comercial un pequeño puesto de este estilo en el que por un par de dólares puedes comerte una salchicha con pan y contribuir al “fundraising” o recogida de fondos para asociaciones benéficas, colegios o cualquier otra organización que se tercie.

Casualmente, me coincidió este fin de semana con el “fundraising” que organizó la clase de japonés de mi hija con el objetivo de recaudar fondos para el viaje escolar que realizarán a Japón el próximo abril. Así que también intenté participar como pude haciendo otra tarta y dándola para su venta en un pequeño puesto ambulante que se montó en un centro comercial de Newtoun. Hasta la profesora participó con unos bonitos “cupcakes” que había hecho ella misma. La última vez se vendió todo y se recogió bastante dinero; esperemos que en esta ocasión también haya habido suerte.
En fin, fue un fin de semana muy movido, no hubo tiempo apenas para otra cosa que no fuera estos eventos, pero creo que fue todo un éxito.
En las próximas semanas, los colegios de alrededor también organizan sus propias ferias, aunque ahora mismo estoy tan agotada que no me apetece demasiado. Quizá si el fin de semana estamos más recuperados y hace buen tiempo nos acercaremos a ver qué hay montado por allí.
¡Buen fin de semana a todos!
Julia Perea, Wellington (NZ), 3 de noviembre de 2012