Hoy voy a contaros algo sobre algunas de las aves más características que existen por estos lugares. Por supuesto, aquí también hay de las comunes en cualquier lado, como los gorriones, palomas, mirlos o estorninos… pero hay algunas que son particulares de Nueva Zelanda, además de tener ciertas peculiaridades que las hacen un poco especiales respecto a lo que habíamos visto hasta ahora.
Además de una popular y típica marca de cerveza neozelandesa, tui es el nombre de una de las aves endémicas de aquí, y de las primeras que nos llamó la atención. Solo existe en Nueva Zelanda. La primera vez que lo oímos “cantar”, nos pareció algo semejante a un ruido metálico de algún instrumento musical raro, (creíamos que era algún juguete de algún niño) pues no era un canto al que estuviéramos acostumbrados, tanto por la amplitud de registro como por ser bastante irregular. Ni siquiera estábamos seguros si era un solo pájaro o dos que cantaban a la vez.
En la zona donde vivimos nos visitan bastante todo el año, pero cuando más se nos acercan es cuando su alimento preferido, el néctar de las flores de la planta del lino de Nueva Zelanda (flax), está en pleno apogeo de producción, durante el verano austral.
Aunque son oscuros, (hay algún ejemplar albino, totalmente blanco pero son muy raros) cuando hace sol, la luz que se refleja en sus plumas le dan un brillo iridiscente entre verde y azulado y otra cosa peculiar es que tienen en la garganta unas plumas blancas formando una especie de “penacho” como si fuera un pajarita.
Tienen un tamaño algo mayor que una paloma.
La forma del pico – largo y algo curvado- se adapta perfectamente a la forma de la flor (se alimentan de su néctar preferiblemente) y estas aves son las principales polinizadoras de esta especie de plantas. Es frecuente verlos con una gran manchurrón amarillo en toda la cara debido al polen que se les adhiere; les hace parecer pájaros diferentes.
Hasta aquí más o menos un descripción general del tui, pero algo muy curioso es que son capaces de reproducir exactamente los cantos de otros pájaros y otros sonidos de su entorno. Y aún es más curioso porque siempre asociamos a los pájaros “habladores” con el aspecto de los loros y éste no tienen ese aspecto en absoluto.
En el centro de recuperación de aves de Whangarei tenían un tui especial que se llamaba Woof-Woof; no podía volar apenas, pero era capaz de reproducir un “jingle” (pequeña y pegadiza melodía de cualquier publicidad) de un anuncio de una marca de pizzas, además de repetir algunas de las frases que decía su cuidador, imitando a la perfección el timbre de su voz.
Murió el pasado año a la edad de 16 años, muchos años para esta ave. Pero sus “compañeros” de jaula han seguido sus pasos: también han sido capaces de aprender algunas de sus frases y las siguen repitiendo.
PODÉIS VER VÍDEO aquí.
Por supuesto, habla en inglés, pero debajo está escrito lo que dice en la grabación. Ya quisiera para mí ese fantástico acento kiwienglish…
Este centro de recuperación se mantiene gracias a la colaboración de entidades privadas y donaciones particulares y lleva más de 30 años desempeñando esta labor. Además hay muchos voluntarios que participan de manera altruista.
También nos visitan mucho en nuestro jardín unos pájaros que se llaman en maorí piwakawaka, tiwakawaka o en inglés fantail.
Son un poco más pequeños que un gorrión común, pero se caracterizan porque su cola (tail en inglés) se abre y tiene forma de abanico (fan). Se alimentan de insectos, pero para perseguirlos y cazarlos deben ser capaces de hacer un vuelo bastante acrobático-errático. Ese es el por qué de la forma de su cola, para poder cambiar bruscamente de dirección al volar. Verlos revolotear de esa manera nos resulta muy divertido.
Como el calor del cuerpo humano atrae a los insectos: sandflies, mosquitos, moscas… ellos saben que si están cerca de nosotros tienen caza segura, así que alguna que otra vez han estado revoloteando a nuestro alrededor sin ningún tipo de miedo.
Y cuando están cerca o se posan de vez en cuando en alguna rama, entonces se ve otra cosa que llama la atención: en el plumaje oscuro de la cabeza, destacan unas plumas blancas a modo de cejas y barba que le dan aspecto de “Papá Noel”.
En la tradición maorí, estos pajarillos no eran considerados como de “buen agüero” ya que los relacionaban con noticias de muerte de gente cercana (y todo eso, debido a su forma de volar), así que probablemente no se alegrarían tanto de verlos como nosotros… en nuestro caso sí porque cuando están cerca, los mosquitos desaparecen.
Aún quedan algunas historias curiosas de aves que seguiré contando más adelante.
Espero que este esbozo haya conseguido acercar un poco el entorno de aquí a todos los que estáis allí y que también, aparte de pasar un rato ameno, nos haga reflexionar sobre la importancia de preservar nuestra naturaleza; ella luego nos devolverá el favor con creces.
Julia Perea, Wellington (NZ), 12 de mayo de 2012