Juan Carlos Algaba, un astrofísico alzireño que trabaja en Taiwan, en busca de los agujeros negros del centro de la galaxia

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Juan Carlos Algaba en una base de telescopios en Hawaii a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar

Con tan sólo 30 años un alzireño, Juan Carlos Algaba Marcos, ha conseguido introducirse en el mundo de la astrofísica internacional y espera realizar nuevos descubrimientos que ayuden a comprender la inmensidad del universo. Este joven estudió física en Valencia y tras doctorarse colabora en un importante proyecto en Taiwán en busca de los agujeros negros del centro de la galaxia.

Ha estado en Chile trabajando en los telescopios del proyecto ALMA y también en Hawaii para trabajar  con unos telescopios en Mauna Kea en un proyecto relacionado con «observar» el agujero negro en el centro de las galaxias más próximas (incluida la nuestra).

Actualmente trabaja en Taiwan, en la Academia Sinica, Instituto de Astronomía y Astrofísica (ASIAA), colaborando con instituciones como Haystack MIT o CfA (Center for Astrophysics) en EEUU.

“En nuestro grupo en ASIAA estamos trabajando en un proyecto que nos proporcionaría las herramientas necesarias para poder observar directamente un agujero negro supermasivo (millones más pesado que el Sol) en el centro de las galaxias más cercanas”, explica Juan Carlos Algaba  a Riberaexpress desde Taiwan.

Los principales objetivos son los agujeros negros en el centro de nuestra propia galaxia, la vía láctea, y el agujero negro en la galaxia M87 que, mediante procesos que aún no están totalmente claros, emite un chorro de partículas a velocidades cercanas a la de la luz a distancias varias veces mayores que el diámetro de la propia galaxia.

Según explica Algaba, hasta ahora todos los estudios de agujeros negros “se basan en medida indirectas. Si pudiéramos observar el agujero negro de forma directa seríamos capaces de comprobar efectos de la relatividad de Einstein en campos gravitatorios extremos, entender de qué están hechos los agujeros negros y comprender cómo y dónde se forman esos chorros de energía y cómo son acelerados a velocidades tan grandes”.

El agujero negro supermasivo de M87, uno de los más cercanos (a «solo» 55 millones de años luz de distancia) “es tan grande como la órbita de Neptuno”.

Sin embargo, si la galaxia M87 tuviera el tamaño de España, este agujero negro no sería más grande que un garbanzo. “Por tanto, con nuestros instrumentos actuales es imposible obtener la resolución suficiente como para poder observarlo. Sólo con una técnica conocida como VLBI sub-milimétrico podremos conseguirlo en un futuro cercano”, incide este joven invsetigador.

Algaba señala que con mayor resolución se pueden obtener detalles más pequeños y se puede llegar a resolver el agujero negro de M87. Hay dos maneras de obtener resoluciones cada vez mayores: construir telescopios cada vez mayores u observar en radio-frecuencias más altas.

“Debido a que hay límites en el tamaño de un telescopio que podemos construir, utilizamos la técnica conocida como VLBI (Very large Baseline Interferometría; interferometría de muy larga base) con la que podemos combinar las señales de varios telescopios en todo el mundo para sintetizar un telescopio ‘virtual’ tan grande como la Tierra”, racalca.

Con esto, se puede detectar detalles tan pequeños como milisegundos de arco (millones de veces más pequeños que el tamaño aparente de la Luna).

Observar el agujero M-87

Juan Carlos, primero por la izquierda, junto a sus compañeros de investigación

Sin embargo incluso esto no es suficiente para observar el agujero negro de M87-incide-. En ese caso, “debemos usar también la segunda alternativa: observar en submilimétricas (es decir, en radio-frecuencias más altas, del orden de cientos de gigahercios)”. Debido a las complicaciones técnicas que esto implica, el número de telescopios submilimétricos capaces de hacer estas observaciones es aún escaso y su uso para VLBI resulta uno de los grandes desafíos tecnológicos en la actualidad.

Instalar un nuevo telescopio en Groenlandia

“Nuestro proyecto consiste en instalar y operar un telescopio en Groenlandia (al que llamaremos GLT) capaz de observar en sub-milimétricas, de modo que podremos combinarlo con otros telescopios y, por primera vez, obtener imágenes con suficiente resolución como para observar el agujero negro de M87”, dice.

Groenlandia es una localización estratégica debido a sus excelentes condiciones atmosféricas y su posición relativa con respecto a los otros telescopios sub-milimétricos, para conseguir el óptimo telescopio virtual al combinarlo con éstos.

Como parte del proyecto, colaboran con otros telescopios sub-milimétricos (ALMA en Chile o SMA en Hawaii) “a los que he viajado durante el último año” para afianzar la colaboración y poder utilizarlos conjuntamente con la técnica VLBI.

En los últimos meses  han empezado a hacer pruebas y ahora están comenzando a analizar y comprender los primeros datos de VLBI sub-milimétrico que serán la base para, en el futuro, generar las primeras imágenes del agujero negro en M87 cuando el telescopio GLT esté operativo.

Riberaexpress

Fotografías tomada en Hawaii


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