A raíz de las noticias que vemos constantemente en los diversos medios de comunicación, cada vez más gente se plantea esta pregunta. Debido a la enorme complejidad y amplitud del concepto, nos ceñiremos al de Deuda Pública, centro de atención de muchos titulares. Cuando una Administración Pública tiene una necesidad financiera cuantiosamente elevada, emite los llamados Bonos del Tesoro, o Letras y Obligaciones del Estado.
Los Bonos y las Letras son promesas de devolución de dinero en un plazo previsto y con una recompensa: el tipo de interés. Pero no tienen ninguna garantía real, física, tangible, sólo la confianza plena que depositamos en la propia Administración que las emite. La diferencia que hay entre unas y otras es el plazo de devolución: Bonos del Tesoro hasta 18 meses, Letras a 2, 3 y 5 años; Obligaciones del Estado a 10 años o más.
La inmensa mayoría de estas emisiones son suscritas por nuestros planes de pensiones, por fondos de inversión, por bancos, o bien por otras Administraciones Públicas, y minoritariamente por particulares.
La suscripción se realiza mediante subasta, de manera que los posibles compradores, enumerados anteriormente, presentan sus ofertas con un tipo de interés. Y ya en la subasta se van asignando primero las de tipos de interés más bajos (más baratos para el Estado, peor remunerados para el comprador), hasta que finalmente se coloca el total que la Administración desea financiar. Realmente la adjudicación tiene mayor complejidad, pero en su esencia no difiere mucho, por lo que entrar en el detalle de las distintas particularidades no nos aportará mucho. Sólo hay una destacable, que veremos más adelante.
La prima de riesgo
La prima de riesgo no es más que la diferencia de los tipos de interés de los Bonos más fiables del mundo (los alemanes) y los tipos de interés del país comparado. Si la prima de riesgo sube es por una cuestión de la ley de la oferta y demanda.
Una vez sentadas las bases del mercado de la Deuda Pública. Veamos el papel de cada “jugador” como si de una timba se tratara:
Los planes de pensiones están regulados por Dirección General de Seguros (dependiente del Ministerio de Economía). Siguiendo los criterios de seguridad definidos en su regulación, deben invertir al menos un 70% del valor de sus fondos en inversiones, digamos, fiables. Por lo que están muy dirigidas a comprar Deuda Pública a la fuerza. La presencia de los planes de pensiones en todas las subastas está prácticamente garantizada por ley. No pueden hacer ofertas por tipos de interés alto, puesto que deben comprar (subrayando el “deben”).
Los fondos de inversión están regulados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (también dependiente del Ministerio de Economía). Su regulación no les obliga a suscribir Deuda Pública (aunque sí lo hacen en muchos casos), puesto que tienen una enorme libertad de elección. Esta libertad les permite pujar con precios altos (subiendo el tipo de interés de la subasta), puesto que no necesitan comprar por obligación.
Los bancos están regulados y supervisados por el Banco de España (dependiente del Ministerio de Economía). Están obligados a no asumir excesivos riesgos en las inversiones que realizan, incluyendo los préstamos que hacen a empresas o particulares, por lo que en ocasiones necesitan Deuda Pública para equilibrar sus cuentas. Es decir, que suelen comprar por obligación.
Las ofertas de los particulares no incluyen tipo de interés. Es una particularidad del sistema: los intereses se calculan haciendo una media respecto a las ofertas adjudicadas. Así pues, los particulares tampoco pueden subir los tipos de interés.
La inmensa mayoría de las Administraciones Públicas necesitan financiarse, por lo que no participan directamente en subastas de otras administraciones. Aunque dentro de la minoría que sí participan encontramos algunas destacables: La Seguridad Social, y el Estado chino. La Seguridad Social sí tiene capacidad inversora, por lo que participa habitualmente de las subastas. Por otra parte, el Estado chino tiene una enorme capacidad inversora como resultado de la política de expansión comercial que ha llevado a cabo en los últimos años. Aunque, ¿qué fue antes? ¿El huevo o la gallina? ¿Quién paga manda?
Estado y déficit público
Si el Estado genera déficit público, es decir, gasta más que ingresa, necesita financiación para pagar lo que gasta. Si el Estado es el que establece el calendario de pagos de los impuestos, puede adelantar cobros a conveniencia. Si el Estado controla, directa o indirectamente, a la mayoría de los compradores, puede dirigirles las inversiones. Si aún así no consigue colocar todas las Letras y Bonos al precio que quisiera, hasta que el Banco Central Europeo las ha tenido que comprar, incumpliendo el artículo 21 de su propio estatuto constitucional… Por tanto, ¿quién es el verdadero culpable de que suban los tipos de interés y por tanto la prima de riesgo? Si el gobierno es juez y parte, tal y como hemos visto, ¿se puede perder una partida amañable? Está visto que en este país puede ocurrir cualquier cosa…
Miguel Costa
Magnífico, en tu linea
Muy buen artículo Miguel !!